ESCUELA Y CURRÍCULO EN LA EDUCACIÓN ROMANA
1.-CONTEXTO HISTÓRICO:
1.1.-. El historiador latino varrón [s . i a. de C.] nos ha trasmitido una leyenda mítica, según la cual la ciudad de Roma habría sido fundada, en el año 753 a. de C., por Rómulo, hijo del dios Marte y de Rea Silvia, princesa de Alba Longa, amamantado por una loba junto a su hermano Remo. La ciudad, ubicada en lo alto de una colina, se constituyó desde el principio como una ciudad defensiva, de mayoría latina,que se enfrentaba a los etruscos.
1.2.-Para entender el marco de este devenir es necesario partir de los años 168 y
146 a. de C., fecha en que Roma conquista respectivamente Macedonia y Grecia
y asume, con conciencia clara y directa, el protagonismo cultural y civilizador del
magno imperio Heleno-Macedonio.
Un protagonismo que marcará un antes y un después en la cultura romana y que inicialmente no fue fácil de asumir por su ethos conservador y rígido. Su más egregio representante, Catón el Censor, llegará a decir, por boca de Plutarco, que: «Los Romanos arruinarían la República cuando por todas partes se introdujesen las letras griegas». Con el paso del tiempo, los recelos y desconfianzas se tornaron en aceptación y agradecimiento, reconociéndose la hondura y superioridad de la cultura griega.
El poeta Horacio , resumió este proceso en una frase que la historiografía ha hecho célebre: Graecia capta, ferian victorem coepit, et artes intulit agresti Latió [«Grecia, vencida, conquistó, a su vez, a su fiero vencedor, y trajo las artes al agreste Lacio»]. Un encuentro de culturas que no se redujo a una yuxtaposición de civilizaciones. Fue una atemperación de culturas resuelta por un proceso de asimilación. Roma asimiló sustancialmente la cultura y la paideia griegas, les dio un toque romano y proyectó el helenismo a los confines de la tierra.
1.3.-Uno de los primeros aspectos que se vio afectado por el proceso de atemperación cultural fue el fenómeno religioso. La primitiva religión romana tendía a divinizar las fuerzas de la naturaleza para que protegieran desde la autoridad familiar hasta las faenas agrícolas, pasando por las cuestiones sociales. Con la conquista de Grecia,este carácter anímico se vio aumentado. Roma, no sólo conservó sus divinidades,sino que incorporó a su Panteón los dioses del Olimpo.
El antropomorfismo fue la nota común a todos ellos; los dioses romanos —al igual que los griegos no fueron creadores del mundo, tampoco fueron omnipotentes u omniscientes, fueron contingentes.
Su religión lo invadía todo; nada digno de animismo quedaba al margen de la divinidad; se divinizó desde categorías abstractivas como la Fides, la Concordia,
la Libertas, etc. hasta el poder mismo del emperador.
1.4.-La concepción antropológica no quedó al margen de la atemperación cultural.Roma aceptó los valores griegos del antropocentrismo, la pasión intelectual, el aprecio y cultivo del ocio noble, la pasión política, la valoración de la persona, de la libertad, el cultivo de la belleza física y moral, la formación liberal etc.
En unos casos, estas categorías se reprodujeron tal como las habían concebido los griegos;en otros, fueron atemperadas por el toque personal de la romanidad.
La dimensión ontológica del hombre, en su composición original, es, por ejemplo, herencia literal de la antropología griega.
1.5.-El culto por la pasión intelectual es también griego, pero el deseo de ver la verdad, de vivirla y contemplarla tiene el toque particular del eth o s romano. En Roma,por la herencia arcaica, tuvo primacía el entendimiento práctico y organizador, sobre el teorético o especulativo. Los romanos valoraron más el n e g o tium que el o tium , la ética que la metafísica. Frente a un pueblo de intelectuales y artistas, como el griego,el romano es sobremanera un pueblo de campesinos, de comerciantes y de militares.
Consecuentemente, hay en él una alta valoración de “lo profesional”, del negotium
militar, político, agrícola, etc. En definitiva, la formación teórica y especulativa sigue considerándose como un ornato, como algo que tiene que desarrollarse dentro de la personalidad misma; pero ahora aparece un elemento nuevo: su proyección
práctica, su carácter utilitario.
1.6.-El plano ético, aunque tiene muchas analogías con la a re té griega, está marcado por la impronta de la romanidad tradicional. Una imprenta que descansaba sobremanera en tres virtudes cívicas: la p ie ta s o“piedad”, debida especialmente a los dioses, a los progenitores y al vencido, a quien se debía compasión y magnanimidad;en segundo lugar estaría la fides o“lealtad”, como respeto a los pactos políticos, militares, individuales, a la amistad y a la palabra dada; por último estaría la gravitas o“dignidad”, que se expresaba en el dominio de sí mismo, en la capacidad de afrontar las situaciones imprevistas, en la serenidad para resolver los problemas y emitir juicios justos.
1.7-Un vir bonus que tenía como rasgo determinante un carácter universalista y
civilizador, que la sociedad romana acertó a canalizar a través del Derecho y de la
llamada Pax romana.
Virgilio sintetizó acertadamente este rasgo de la personalidad romana cuando proclamó con fuerza: «Tuyo es, recuérdalo, Romano, gobernar con imperio a los pueblos. Éste será tu estilo: dictar las normas de la paz, perdonar silenciosamente a los que se sometan y vencer a los orgullosos».
La Paz era la condición inexcusable de la civilidad, y el Derecho: su cauce de realización.
1.8.-El punto de vista de los romanos aunque descansaba en una impronta teórica
era sobre todo práctico.
Ellos eran conscientes que para civilizar no bastaba con conocer la justicia y ser justo con uno mismo; hacía falta sobre todo aplicarla, hacer leyes y gobernar.
La tarea indudablemente no era fácil, pero acertaron a gobernar creando un corpus legislativo que descansaba en tres pivotes fundamentales: en primer lugar,en el respeto a la tradición, a los exempla maiorum, en ellos radicaba la experiencia particular, el saber práctico, conciencia que dio lugar al derecho particular romano [ius civile], en segundo lugar, no hicieron una legislación exclusiva y excluyente sino para todos los pueblos del Imperio, de ahí nació el derecho de gentes [ius gentium];por último, la virtualidad de la ley descansaba en la justicia, en el orden natural, dando lugar al derecho natural [ius naturale].
2.-ÉPOCA
ANTIGUA (hasta el siglo II a. C.).
En esta época antigua de la
historia de Roma, la educación de los muchachos se limitaba a la preparación
que podía darle su padre. Se trataba de una educación de campesinos, basada
fundamentalmente en el respeto a las costumbres de los antepasados (mos
maiorum). Desde la más tierna infancia se les enseñaba que la familia de la
cual eran miembros constituía una auténtica unidad social y religiosa, cuyos
poderes estaban todos concentrados en la cabeza, en el paterfamilias, que era
el propietario de todo, con derecho de vida y muerte sobre todos los miembros
de la familia.
Hasta los siete años era la madre
la encargada de la educación de los hijos. La madre es la maestra en casa.
Ejerce, pues, un papel de suma importancia: no se limita sólo a dar a luz al
hijo, sino que luego continúa su obra cuidándolo física y moralmente. Por eso
su influencia en el hijo será importante durante toda la vida de éste.
A partir de los siete años era el
padre quien tomaba la responsabilidad de la educación de los hijos. Un padre
enseñaba a su hijo -puer- a leer, escribir, usar las armas y cultivar la
tierra, a la vez que le impartía los fundamentos de las buenas maneras, la
religión, la moral y el conocimiento de la ley. El niño acompaña a su padre a
todas partes: al campo, a los convites, al foro, etc.
Por su parte, la niña -puella-
sigue bajo la dirección y el cuidado de su madre, que la instruye en el telar y
en las labores domésticas.
El definitivo perfeccionamiento a
su formación lo daba el ejército, en el que se ingresaba a la edad de 16 o 17
años. La fuerza del ejército romano residía en su disciplina: el cobarde era
azotado hasta morir, el general podía decapitar a cualquiera por la menor
desobediencia, a los desertores se les cortaba la mano derecha, y el rancho
consistía en pan y legumbres.
3.-A
PARTIR DEL SIGLO II a. C.
A partir de los siglos III y II a. C. Roma
entra en contacto con la cultura griega al conquistar la Magna Grecia. Desde
entonces, la superioridad cultural griega marcará la cultura y la educación
romanas. Maestros y rétores llegan como esclavos a Roma y se dedican a impartir
la docencia en las casas de sus dueños e incluso abren escuelas, una vez
obtenida la libertad.
La implantación del sistema educativo griego
no se hace esperar. De este modo, la Roma rústica se va a convertir en
portadora y transmisora del caudal humanístico griego. A partir de ahora gran
número de pedagogos, gramáticos, retóricos y filósofos invaden las calles de
Roma, y los romanos aceptan sus enseñanzas (aunque no sin algunas reticencias).
Esquemáticamente,
la organización del sistema educativo es, pues, la siguiente:
a)
Enseñanza primaria:
La enseñanza primaria ocupaba a los niños
desde los siete años hasta los once o doce. Esta primera enseñanza podía
recibirse en casa, con profesores particulares, pero la mayoría de niños y
niñas acudía a la escuela del litterator.
El niño acudía a la escuela muy temprana,
acompañada del paedagogus, generalmente griega. La jornada solía ser de seis
horas, con descanso a mediodía, y
un día festivo cada nueve días
-nundinae- . El curso comenzaba el mes de marzo, y había vacaciones estivales
(desde julio hasta los idus -el 15- de octubre).Las escuelas eran locales muy humildes, donde
había sillas o bancos sin respaldo para los alumnos, que escribían con las
tablillas apoyadas en las rodillas.
En la escuela primaria se aprendía a leer,
escribir y contar, bajo una férrea disciplina que castigaba con severidad
cualquier falta.
b) Enseñanza secundaria:
La enseñanza secundaria, impartida por el
grammaticus, acogía a niños y niñas desde los once o doce años hasta los
dieciséis o diecisiete. Se centraba en el estudio de la teoría gramatical,
lectura de autores clásicos griegos y latinos y comentario de los textos
leídos. A partir del comentario del texto se enseñaba a los niños geografía,
mitología, métrica, física, etc.
c) Enseñanza superior.
Finalizada la enseñanza del grammaticus, el
joven que decide dedicarse a la oratoria y a la actividad pública pasa a la
escuela del profesor de retórica (rhetor), generalmente griego.
Después de una serie de ejercicios
preparatorios, el alumno se ejercitaba en la declamación, en la que se
distinguían dos géneros:
1. Suasoriae, discursos sobre
temas históricos. Eran monólogos en los que personajes famosos de la historia
valoran el pro y el contra antes de tomar una decisión.
2.
Controversiae, discusiones entre dos escolares que defendían
puntos de vista contrarios sobre temas judiciales muy variados.
4.-DERECHOS
Y DEBERES DE PROFESORES Y
ALUMNOS
1. Los profesores:
Asuma ante todo un espíritu de padre con
respecto a sus alumnos, y piense que está en el lugar de aquellos que le han
confiado a sus hijos. No tenga él vicios, ni los tolere. No sea desagradable su
actitud austera, no sea excesiva su familiaridad; no vaya a ser que nazca de la
una odio y de la otra desprecio. Hable mucho de honestidad y bondad, pues
cuantos más avisos dé, menos castigará. No se deje llevar nunca por la ira,
pero tampoco deje pasar lo que debe
corregirse. Sea sencillo en su enseñanza, sufridor del trabajo, esté siempre
cercano, pero no en exceso. Responda gustoso a los que le preguntan, a los que
no le preguntan, pregúnteles de repente. En las alabanzas de las exposiciones
de sus alumnos no sea tacaño, pero tampoco
exagerado, porque lo uno provoca disgusto con respecto al trabajo, lo otro autosuficiencia. Al
corregir lo que debe, no sea duro, y
mucho menos, amenazador, pues a muchos les aleja del propósito de estudiar el
que algunos les repriman como si les odiasen. Diga alguna vez, es más, muchas,
y diariamente, constantes ejemplos sacados de la lección para su imitación, sin
embargo, según se dice, la viva voz alimenta mucho más y, sobre todo, la del
maestro al que sus discípulos, si están bien educados, aman tanto vomo veneran.
No se puede decir cuánto más gustosamente imitamos a quienes apreciamos.
Quintiliano, Instituciones oratorias.
2. Los alumnos.
Después de hablar bastante de los deberes de
los maestros, a los discípulos, entretanto, sólo les recomiendo esto: que amen
a sus maestros no menos que a los mismos estudios, y crean que son sus padres,
no físicamente hablando, sino en el plano intelectual. Este deber hacia el
maestro ayudará mucho al estudio, pues los escucharán mejor y creerán en sus
palabras, y desearán vivamente parecerse a ellos. Finalmente vendrán contentos
y entusiasmados a las reuniones de las escuelas, no se enfadarán cuando se les
corrija, se alegrarán cuando se les
alabe, y se dedicarán al estudio para ser los más queridos. Pues así como el
deber de aquéllos es enseñar, el deber
de éstos es mostrarse dóciles. De lo contrario, una cosa no sirve sin la otra.
Y así como el hombre nace de la unión de
uno y otro progenitor, y en vano se
esparce la semilla si no la calienta el surco bien mullido, de la misma manera, la elocuencia no
puede desarrollarse si no existe la concordia asociada del que transmite y del
que recibe.
Dialnet-LaEducacionEnRoma-4183956 by Yarixa Carranza Lazaro on Scribd
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